A algunos los odiamos, los estimamos, a otros los recordamos
con gracias y de otros nos enamoramos, de que estoy hablando, de los
profesores.
Hace poco se celebró el día del maestro y quiero aprovechar
la ocasión para recordar a aquellos profesores que marcaron mi vida.
La primera profesora a la que quise mucho, fue a mi Miss Cecilia, ella me enseño
cuando tenía 5 añitos, ella era muy buena conmigo, me tenía mucha paciencia y
la verdad me quería a mi más que a los otros chiquitos, me acuerdo que siempre
le invitaba cosas de mi lonchera.
En primaria tuve una profesora, que no sabía lo que
significaba paciencia, no sé si era la menopausia, pero tenía un carácter de
los demonios, la Miss Isabel, era tan amargada, ante los papás era un encanto
de mujer, pero con nosotros, nos pegaba porque nos confiamos en alguna tarea,
pero había un niño que le hacía, el recién conocido, bullying, a ese niño lo
trataba pésimo y lo peor que su mamá era la que más apoyaba al salón. Me acuerdo
que a mí una vez me jaló el cabello porque en el momento de poner metros al
cuadro, me olvide de poner el dos arriba de la letra m.
En sexto grado tenía una profesora que se llamaba Nancy, yo era
su dolor de cabeza, y la verdad no era santa de mi devoción, es que cuando uno es
adolescente no quiere que le imponga reglas y como yo era (soy) muy inquieta, ella me gritaba con mi apellido y todo en
plena formación, siempre paraba detrás de mí, porque yo siempre me escapaba de
la clase, pero debo admitir que en la actualidad me cae bien, es que ya pasaron
esas épocas, es más la recuerdo con cariño.
En primer año de secundaria, me toco un profesor que tenía
el cabello naranja, era tan gay, nos hacia cantar “yo quiero tener un millón de
amigos…”, en la pizarra dibujaba arbolitos o maripositas, y recuerdo que para
aquellas épocas, estaba de moda, la canción, “fiesta, fiesta pluma, pluma gay…”
y nosotros le cantábamos esa canción, pero la verdad que me caía tan mal, que
mi amiga y yo le robamos su libro y lo rompimos hoja por hoja para que ya no
joda tanto, ah esas travesuras que jamás olvidaré.
Al que jamás olvidaré, es al profesor Arrieta, ese pata daba
pena, era un profesor que todos le faltaba el respeto, sus exámenes eran éxito
total, los papelitos con las respuestas volaban de una forma impresionante, mi
amigo le decía “si no me apruebas te pego”, yo agarraba un borrador y cambiaba
mis notas, en nuestro salón de tercer año, el cerrojo era para fuera y nosotros
nos escapábamos por la ventana y lo dejábamos encerrado. En su clase, había grupos
que se tomaban fotos, otros que comían la lonchera, otros que jugaban
tutifruti, y así todos hacíamos cualquier cosa, menos escucharlo.
También tuve una psicóloga que era muy linda persona, la
Miss Milagritos, eran un encanto, me comprendía tanto, se reía de mis locuras,
pero también me aconsejaba, lástima que fue del colegio.
Pero hablando de psicólogos, en segundo de secundaria, conocía
a un gran psicólogo, mi gran amigo Grover, él sí que es lo máximo, cuando lo
conocía por primera vez, yo estaba muy, pero muy triste, entonces decidí buscar
ayuda y fui a conversar con él, como psicólogo del colegio, y desde que lo
conocí, le tuve mucha confianza, me ayudo muchísimo y hasta el día de hoy
seguimos siendo amigos, me siento tan contenta de tener un amigo como él,
aunque ahora ando que lo necesito mucho, porque necesito contarle algo muy
difícil para mí, así que espero que la suerte me acompañe, poder verlo y
contarle.
En primer año también conocí a un profesor que también es
muy chévere, el Profesor Pedro, en verdad nunca lo vi como profesor porque no
era nada serio, era un cague de risa, siempre me paraba haciendo roche, un día
me pidió un favor y por su culpa vinieron y me gritaron y él se burlaba en mi
cara. Pero le tengo bastante estima, tanto así que yo le digo que soy su hijita
y ahora él hasta dos hijas tiene.
En el colegio nunca fui buena en el inglés y creo que fue
por el trauma de profesora que me tocó desde tercero de primaria hasta primer
año de secundaria, la Miss María Elena, era una de las profesoras más aburridas
que he tenido en toda mi vida, esa mujer hacía que cualquiera odié el inglés,
su voz era tan bajita que ni siquiera la podía escuchar y todas sus clases
cantaba una estúpida canción en inglés que hasta el día de hoy no la sé.
En segundo de secundaria, tuve una profesora que cuando la
conocí, no me caía nada bien, tuve muchos prejuicios, hasta que la conocí y se convirtió
en una gran amiga y hasta el día de hoy seguimos comunicándonos, le digo mami
de cariño porque me tiene esa paciencia y cariño y yo la respeto y la quiero de
la misma forma, ella es una gran persona, que siempre está conmigo cuando la
necesito y me alegra mucho haberla conocido.
Otro profesor que no me le tenía gran agrado fue a mi
profesor Solís, al comienzo me parecía aburrido y nunca le hacía caso, pero él último
año en el colegio, comencé a escuchar su clase, lo entendía y me comenzó a caer
muy bien, es más ahora lo extraño y me gustaría volver a llevar una clase con
mi querido profesor.
Un profesor loco, era el profesor Elmer, él fue mi tutor en
tercer año de secundaria, ese tipo no tenía paciencia, creo que solo estaba en
el colegio para recibir su pago fin de mes, nos decía que íbamos hacer vedets,
bueno creo que al final no se equivocó.
Y a quien no le gustó alguna vez su profesor, yo no soy la excepción,
en sexto de primaria, me gustaba mi auxiliar, ni siquiera era mi profesor, era
mi auxiliar, pero él se creía el más rico, ahora que lo veo todo con más
claridad, no era la gran cosa, pero cuando uno es niña, no piensa. Me acuerdo
que le paraba mandando notitas anónimas con ayuda de mis amigas y él se rompía
la cabeza pensando en que chica de quinto de secundaria era su admiradora
secreta, si supiera que era un niña de once años, tal vez no se hubiese sentido
muy alagado.
Un profesor que lo recuerdo con alegría es al profesor
Edgar, él me enseñaba arte, era muy divertido, pero cuando fue mi tutor era
loco, siempre decía que iba a renunciar a la tutoría pero nunca lo hacía, pero
debo admitir que con él aprendí mis primeros discursos de oratoria, por eso lo
recuerdo con cariño.
Una linda profesora, era la hermana Edna, ella era una monja
mexicana, muy chévere y buena persona, con ella fue la primera vez que hicimos
ayuda social, nos fuimos a Manchay y nos ayudo mucho. Donde quiera que este
hermana, le deseo el mayor de los éxitos.
En cuarto de secundaria tenía un profesor que se llama
Carlos Gálvez, para él también era su dolor de cabeza, me enseñaba física y
como buena estudiante de derecho, siempre odié ese curso, y lo único que hacía
en su clase, era decir tonterías y siempre me decía Ortiz y sus ortizadas, que
buenos tiempos aquellos, que no volverán.
Tuve una tutora que era tipo comando, era nuestra profesora
de educación física, ella tenía una vocecita que si estaba en el primer piso,
se escuchaba hasta el tercero, y yo que soy malísima en los deportes, ya se
imaginan los gritos que mandaba, hasta que luego se dio cuenta que conmigo ya
no existe solución y se resigno y tan sólo se reía de mi cuando corría.
Un gran profesor fue
Villafranca, ese profesor, primero se quería hacer el malo y el cerio, pero no
podía ocultar su personalidad y aunque nos hacía pasar muchos roches, le
tuvimos gran aprecio. Aún recuerdo cuando me hizo recitar como 5 poemas, tan
solo por defender a mis amigos y cada vez que abría la boca me mandaba un poema
más. A unos amigos les hizo cantar un yaraví en el primer piso y nosotros
escuchando desde el tercero.
En quinto año tuve un profesor por 10 días de comunicación,
se llamaba Claudio, era un viejito lindo, nos enseñaba sobre lenguaje corporal,
era muy lindo porque nos tenía mucha paciencia, lástima que se fue muy rápido,
pero llego un profesor muy bueno, Marcos Delgado, ese profesor sí que era uno
de los buenos, por él, mi voz salió en la radio, aunque no en una radio muy
conocida, pero si fue una bonita experiencia, a este profesor si lo recuerdo
con nostalgia, porque a pesar que era profesor nuevo, supo ser amigos de
nosotros.
Al profesor que más he odiado, fue a Hermógenes, a parte que
tenía un nombre tan feo, que sonaba a Hemorroides, era insoportable, y el odio
era mutuo, ese hombre era un grosero e ignorante, no sabía nada, solo dictaba
de su libro y para colmo lo dictaba mal, nunca he odiado tanto a un profesor como
a él, me acuerdo que los de la otra sección pusieron carpetas en todo la
entrada para que él no pudieran entrar, bueno la verdad si lo veo ahora, le
diría: “PROFESOR ES UNA MIERDA”
También teníamos esos profesores que no le importaban sus
alumnos y por eso un día en la clase de Leiva, todos nos escondimos detrás de
los casilleros y él entro al salón y no vio a nadie y se fue, luego todos
salimos corriendo porque uno se tiro un pedo.
En quinto de secundaria, casi todos los profesores de mi
colegio eran nuevos y nos pusieron una
profesora de química que era una horror, la mujercita está no sabía nada,
absolutamente nada y lo peor que todos nos burlábamos de ella porque tenía un
dejo de la sierra y en lugar de decir química, decía quemeca.
En primer ciclo de la universidad, tuve un profesor que
fácil podría ser mi bisabuelo, era un profesor que se quedaba dormido en las
exposiciones y sus clases era un aburrimiento total.
Pero un gran profesor es Raúl Dueñas, él nos enseño mucho
más que una clase de teoría, nos enseño a hacer solidarios y con él nos fuimos
a realizar ayuda social. Fue una bonita experiencia hacer esto en la
universidad, ya que en el colegio ya lo había hecho muchas veces.
En segundo ciclo conocía a otro gran profesor, Muñoz, a él le
gusta enseñar y debo admitir que lo hace estupendo, aunque siempre me hacía
pasar roche por las tonterías que yo decía en clase, hasta me boto del salón, pero debo admitir que le tengo gran aprecio.
Nuestro profesor de economía, era una mierda total, a ese
hombre como lo odiaba, aparte de insoportable, era mañoso y se creía el más
inteligente del mundo, como me gustaría mandarlo a violar (lo siento, pero siempre
digo lo que siento)
En tercer ciclo conocí a otro gran maestro, Mackay, es un
gran profesional, siempre tan amable, tan inteligente y sobre todo humilde, nos
brindo grandes conocimientos y se preocupa por el alumnos, profesores como él debería
abundar.
Pero no todo es de maravilla, ya que también tuve un
profesora que es la hipocresía hecha persona, ella se cree la más bonita y
regia y… flaca, pero créanme que no es nada de eso, se cree la más inteligente
y acta para su puesto pero su puesto es un regalo de… , no puedo decir más,
pero en verdad eres insoportable doctora gordita.
Después me enseño una profesora que era loca, usaba sus
hilos y sus minifaldas, y no nos dejaba ni respirar en su clase, gracias a Dios
aprobé su curso y espero no tener que verla nunca más.
También tenía un profesor que se creía él más rico, y era un
calvo que aparentaba más que su edad, según él tenía 28 pero yo le ponía 35, y
además tenía actitudes gays, ay pobre brócoli.
Otro profesor que es un mate de risa es mi profesor
Peñaranda, él siempre molestándome, creando historias en su cerebro, si supiera
la verdad, pero me cae muy bien.
Una profesora muy tierna es la Doctora Pita, ella es una
señora que tiene mucha paciencia y cuando nos quiere gritar, respira profundo y
se calma, siempre dice que soy inquieta y que muevo al grupo, pero me estima.
Un profesor al que odio tanto es al de administrativo, es
tan basura, se cree el hombre prefecto, el hombre que tiene una moral
intachable pero las personas que hablan así, son la peores, se jacta de saber
tanto y menosprecia a algunos alumnos, comparándolos con otros, profesores así
no debería existir.
Pero una profesora a la que le tengo gran aprecio y
confianza es a la Miss Hadita, ella es una regia, siempre con una sonrisa, pero
cuando se enoja, es mejor estar callados, pero es una gran persona, siempre
dispuesta a ayudarte y escucharte con una gran paciencia y dedicación y
profesoras así es lo que más nos falta en la carrera de derecho.
Como he mencionado, existen profesores que son un gran tesoro y otros que son una basura, pero en este mundo hay de todo.
Estos son mis más recordados profesores, si me olvido de
uno, disculpen, porque la memoria es traicionera.